martes, 24 de julio de 2012

Infla un globo sin soplar

Si quieres ser el más molón de todos tus amigos, te voy a enseñar un truco con el que les vas a dejar a todos con la boca abierta. Lo aprendí resolviendo un caso, y me lo enseñó un mago que solía actuar los fines de semana en el parque de El Retiro de Madrid.

Consiste en inflar un globo sin soplar. Ni siquiera tendrás que llevártelo a la boca. Para hacer este experimento necesitarás un globo, por supuesto, una botella de cristal pequeña y un congelador.

Todo lo que tienes que hacer es meter la botella vacía en el congelador durante un par horas. Cuando la saques, coloca la boquilla del globo en la boca de la botella y rodea la botella con tus manos. Seguramente esté muy fría, pero aguanta un poco. A los pocos segundos verás que el globo comienza a llenarse de aire como por arte de magia.

Si esto no te funciona, también puedes colocar un cacharro con agua caliente en el que has de introducir la botella. Para esto pide siempre la ayuda de un adulto.





miércoles, 4 de julio de 2012

¿Tus ojos te engañan?

Menudo sorpresón me llevé el otro día. Resulta que estaba repasando un caso con Ruedas y me dijo:

- Anizeto, a que no sabes que tus ojos te engañan.
- Anda ya Ruedas -dije yo. Si fuera así, no podría resolver ningún caso.
- Pues sí. Nuestro campo de visión es limitado y cuando lo fuerzas, dejas de ver determinadas cosas -contestó Ruedas.
- ¡Madre mía! Eso es horrible. ¿Quieres decir que, por ejemplo, voy andando por la calle y me estoy perdiendo cosas porque "no caben" en mis ojos.
- Ja, ja, ja. ¡No, hombre! -contestó Ruedas. Lo que ocurre es que los ojos están formados por células que reaccionan a la luz y están unidos al cerebro (que en realidad es el que ve) por el nervio óptico. Este nervio carece de esas células y tiene un punto ciego. Al ver con los dos ojos, no percibimos ese punto ciego, ya que nuestro cerebro nos engaña formando la imagen completa de lo que estamos viendo.
- ¡Ay, ay, ay! Se me están poniendo los pelos de gallina. ¿Cómo es posible?
- Ya ves, Anizeto. Es que nuestro cerebro es mucho más complicado de lo que parece.

Y por si no me lo terminaba de creer, me puso este ejemplo práctico para que lo comprobara. Podéis pinchar en la imagen para que se haga más grande.


Lo que tenéis que hacer es cerrar el ojo izquierdo y mirar fijamente a la cruz con el derecho. Luego acercaos lentamente a la imagen hasta que llegue un momento en que ¡el círculo desaparece!